domingo, 1 de mayo de 2011

Homenaje.

La historia es el más grande conjunto de aberraciones, guerras, persecuciones, torturas e injusticias, pero, a la vez, tierra sobre la cual millones de hombre y mujeres se sacrifican para cuidar la vida de los demás. Ellos encarnan la resistencia.

Se trata de saber, como dijo Camus, si su sacrificio es estéril o fecundo, y esto debemos decidirlo nosotros. Para ello debemos reconocer el lugar donde oponer resistencia, donde palpar el espacio de libertad que está a las puertas.

La primera tragedia que debe ser urgentemente reparada es la desvalorización de sí mismo que siente el hombre, y que conforma el paso previo al sometimiento y la masificación. Hoy el hombre no se siente un pecador, se siente un engranaje, lo que es trágicamente peor. Y esta profanación puede ser únicamente sanada con la mirada que cada uno dirige a los demás, no para evaluar los méritos de su realización personal ni analizar sus actos, sino al modo de un abrazo que nos puede dar la alegría de pertenecer a una obra grande que nos incluya.

Es un puente que nos toca atravesar, un pasaje. No podemos quedar fijados en el pasado ni tampoco deleitarnos en la mirada del abismo. En este camino sin salida que enfrentamos hoy, la recreación del hombre y su mundo no se nos aparece como una elección entre otras sino como un gesto tan impostergable como el nacimiento de la criatura cuando es llegada su hora.

Los hombres encuentran en las crisis la fuerza para su superación. Así lo han demostrado tantos hombres y mujeres que, con el único recurso de la tenacidad y el valor, lucharon y vencieron a las sangrientas tiranías de nuestro continente. El ser humano sabe hacer de los obstáculos nuevos caminos, porque a la vida le basta el espacio de una grieta para renacer. En esta tarea lo primordial es negarse. Defender, como lo han hecho heroicamente los pueblos ocupados, la tradición que nos dice cuanto de sagrado tiene el hombre. No permitir que se nos desperdicie la gracia de los pequeños momentos de libertad que podemos gozar: una mesa compartida con gente que queremos, una caminata entre los árboles, la gratitud de un abrazo.

El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria.

De " La resistencia"


Un sincero y humilde homenaje a un incansable luchador.

Un ejemplo de vida. Un verdadero "resistente".




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