Y así parece ser siempre, no hay escapatoria, no hay alternativa. La ridiculez y la vulgaridad acechan siempre a la vuelta de la esquina. Siempre me vigilan, me persiguen, no me quitan los ojos de encima. Camino por una línea, símil de suave cornisa; de un lado la frialdad, la vulgaridad, y del otro la ridiculez total, la vergüenza; falsedad y mentira.
Y se hace difícil mantener la línea.. (Ningún equilibrio es eterno).
Hoy caí en la vulgaridad, el frío letal y su sensación vacía...
Pero estoy resignada ya, no me queda otra que esperar para subir de nuevo a la línea.
ridiculez y vulgaridad propia o ajena?... si es propia, a veces viene bien reirse de uno, y ademas, a veces la vulgaridad es como la sal y la pimienta... hay que agarrarle el gustito (en dosis justas, claro esta)...
ResponderBorrarsi ambas son ajenas... vulgarmente mandalas a la cresta...
un beso
"Ningún equilibrio es eterno", genial che!
ResponderBorrarMe gustó el texto. Hay una mezcla de paranoia y resignación que hicieron que la lectura sea un abismo de vértigo. Me gustó mucho.
Saludos...
Alguien que anda por alli
De vez en cuando caemos de un lado y del otro, pero todo esta manchado por estas cosas que nombras, y son reales y lo mas verdadero ¨no hay escapatoria, no hay alternativa¨... aunque siempre podemos evadirnos, y tratar de cambiarlo es una opción que no descarto...
ResponderBorrarGracias por pasarte por mi blog, escribís muy bien... te sigo leyendo
Besos. FACU