De chica solía tenerle miedo a los fantasmas. Soñaba con ellos, sentía que me veían, que me examinaban, que me observaban, me perseguían. Siempre merodeaban por algun rincón, o encontraban un escondite nuevo para asustarme.
Era una obsesión infantil, normal y acorde con la edad.
Una fantasía psicológica que me inventaba para reclamar mas atención y robarme unos minutos mas las palabras tranquilizadoras de mama.
Con el tiempo las ilusiones fantasmagóricas fueron desapareciendo, me olvide de las figuras blancas y los miedos se convirtieron en piel y hueso. En incesantes letanías existenciales. En preguntas sin razones, en dudas sin certezas.
Hace un tiempo regresaron los fantasmas. Ya no los imagino, los siento.
Siento que me observan. Me persiguen en la sombra, y se translucen en el día. No los veo, pero aun así los siento.
Silencios incómodos, interrogantes, preguntas
Fantasmas de heridas que no cierran
Fantasmas de recuerdos que no desaparecen (y no desaparecerán jamás)
Hilos, telarañas de momentos. Fantasmas del reencuentro
Convivo con los fantasmas que me va dejando el tiempo
Y aunque lo niegue, todavía me dan miedo.
Flo: me encantó! O sea, el miedo a los fantasmas no es justamente algo que debiera encantarnos, pero yo les tenía el mismo miedito... y los que vuelven ahora... bueno, es difícil evitarlos.
ResponderBorrarPor otro lado:
1) María Antonieta?! la adorooo!
2) Sábato?! aaahhh, un GENIO así con mayúsculas, uno de mis grandes favoritos (sí, conviene leer algo más que la Cosmo haha).
Gracias por tu comment en mi blog, me llegó a sonrojar! jeje! digamos que puedo taconearle cerca... y ojalá algún día -y si Diorrr quiere- sea algo parecido a ella! je!
Besos! Sigo por acá! =)