La realidad suele atropellar los sentimientos..
Pero es determinante, deja huella, prueba de lo existente,
Y contra eso, nadie puede ganar.
Sin nada, no hay todo. Sin todo, no sentiría el vacío. Pero tampoco seria feliz.
Porque ese es el sentimiento real; un recurrente vacío que me persigue, me aliena y no me deja en paz.
Pasa el tiempo y se apacigua el enojo, se entienden las causas, se perdonan los errores,
hasta se suelen indultar los defectos.
Pero el vacío siempre está: persiste, molesta.
Puede más que todo, destruye la esperanza, la espera eterna, el amor fugaz...
Se interpone ante cualquier recuerdo feliz, cualquier buena intención.
Hace caso omiso a los gritos ahogados, a la desesperacion brutal de sentirse mejor
El vacío es tan cruel, tan despiadado!
Sintiéndome vacía, me siento incompleta, lejana, aplastada por la superficialidad.
Y sin embargo, la vida esta llena de vacío, de momentos vacíos, de sensaciones vacías, que no se completan con un sentimiento digno de plenitud, porque no solo dependen de éste.
Imposible forzar algo que ya perdió su esencia, su propósito.
Imposible intentar llenar este vacío.